Aniversario 30 del INDES

Aniversario 30 del INDES

Por Cristian Jara (Docente de la FHCSyS / Investigador CONICET)

El INDES me abrió sus puertas en 2010, el año del bicentenario. Por aquellos tiempos, el instituto estaba en pleno proceso expansivo gracias al impulso de las políticas nacionales de ciencia y técnica. Simultáneamente, un grupo de docentes e investigadores locales, comprometidas/os con la formación de recursos de recursos humanos, crearon las condiciones favorables para que el instituto se consolide en el ámbito de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la UNSE. Potenciados, además, por el escenario macro de fortalecimiento del CONICET.

Recuerdo que fue una época de ampliación y conquista de derechos por parte de sectores históricamente marginados, entre ellos: la agricultura familiar. Desde el INDES se fueron desplegando distintas redes de trabajo con técnicos extensionistas y organizaciones rurales. En ese entonces, yo me desempeñaba como becario y me tocó participar también del crecimiento del equipo de Sociología Rural, dirigido por Raúl Paz. El número de integrantes creció significativamente, aumentaron las visitas de investigadores de otros países y muches pudimos concretar instancias de formación en el extranjero.

En 2016, mi ingreso a carrera de Investigador en CONICET coincidió con un cambio de orientación en las políticas públicas del gobierno nacional. Fueron años difíciles por los ajustes presupuestarios: muchas/os compañera/os sufrieron despidos o no pudieron continuar con su formación. No obstante, el INDES fue también un espacio de resistencia y contención. Se fueron diseñando un repertorio de estrategias para dar continuidad a los compromisos asumidos en relación con la promoción y la defensa de la agricultura familiar campesino indígena.

Mientras se desmantelaban las instituciones del Estado que debían atender a las demandas de la agricultura familiar, las instalaciones del INDES se convirtieron en lugar de encuentro de productores, dirigentes, técnicos y académicos. Todo ello permitió concretar varios proyectos de vinculación con el medio rural, tales como una diplomatura. 

Por otra parte, el INDES ha sido el sitio donde se gestaron publicaciones compartidas y donde se trabajó arduamente para dar continuidad a la Revista Trabajo y Sociedad, un verdadero orgullo colectivo que se halla cada vez mejor posicionada en el sistema científico.

En marzo de 2020, llegó la pandemia. Momentáneamente, el mate dejó de circular en las reuniones de nuestro querido lugar de trabajo. Sin embargo, el INDES no cerró sus puertas. Mientras nos cuidábamos, continuamos dando vida al instituto desde nuestras casas, a pesar de las dificultades y limitaciones que implicaron tener que trabajar a distancia. Ni la investigación, ni la extensión ni la docencia detuvieron su camino. Tuvimos que innovar y aprender en la marcha.

En este escenario, pienso que el aniversario número 30 del instituto es un momento oportuno para seguir reflexionando del camino transitado hasta aquí: el impacto de las diferentes coyunturas políticas a nivel institucional, la capacidad de resiliencia grupal ante las adversidades y la continua búsqueda de generar igualdad de oportunidades para que las/os investigadores puedan desarrollar todas sus potencialidades. Sin duda, se trata de una historia de incesante construcción de redes que en momentos de avances potencia el accionar y que en momentos de crisis contiene y resiste.

Por último, quiero destacar que el aniversario del INDES nos interpela sobre los desafíos que siguen vigentes con relación a la necesidad de seguir construyendo un territorio propicio para hacer Ciencias Sociales con una mirada puesta en la región, integrada a los circuitos académicos internacionales y comprometida con aquellos procesos de cambio social que aporten a integrar la diversidad y reducir las desigualdades.

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